30/05/2017

El espíritu emprendedor de los vascos, por Alfonso de Otazu




El espíritu emprendedor de los vascos
Alfonso de Otazu y José Ramón Díaz de Durana, Silex Ediciones, Madrid (2008), 715 páginas

Este libro pretende documentar las causas, el desarrollo y las consecuencias del largo viaje que realizaron algunos vascos desde el pequeño país donde habían nacido, hasta asentarse, con gran éxito, en las ciudades mediterráneas, atlánticas o americanas que polarizaron el tráfico comercial durante esos siglos.

¿Tuvo algo que ver en todo ello la forma en que, en el País Vasco, concluyeron los conflictos sociales que lo asolaron al final de la Edad Media? De acuerdo con el régimen foral muchos vasos debieron abandonar su propio país en busca de fortuna.

¿Cómo se ordenó esa emigración masiva que se dirigió hacia Castilla a partir del último tercio del siglo XV?; ¿por qué se allegaron con total falta de prejuicios a servir a los conversos que, a su vez, iban sustituyendo a los judíos castellanos en el aparato económico-administrativo del reino?

Imaginar, a comienzos del siglo XVI, una sociedad sin estamentos afrontados (hidalgos frente a pecheros) y, a la vez, construir la ficción de la hidalguía universal para favorecer la inserción de los vascos que emigraban en el estamento que estaba exento de cargas fiscales en la sociedad de acogida ¿no requiere de un firme y estudiado propósito?

¿Qué influencia tuvieron en todo ello las prácticas religiosas de estos emigrantes constituidos en comunidad propia en las sociedades de acogida? Los vascos se asociaron primero a los franciscanos (Flandes, Sevilla, Méjico y el Perú) para más tarde hacer lo propio con los agustinos (Cádiz y Potosí) y los jesuitas (Cádiz de nuevo y América).

¿Contribuyó esta circunstancia a favorecer su éxito en los negocios? Y por último ¿Constituyó la lengua vasca un elemento de seguridad y confianza en este proceso?

27/05/2017

Gil López de Oñaz Loyola


El lazo jurídico que unía al linaje nobiliario de los Loyola con la corona de Castilla era el vasallaje. En su caso, era un vasallaje real, lo cual suponía realizar de forma más cumplida los deberes de súbdito, comparecer en la defensa de los intereses reales con mayor dedicación poniendo, incluso, la vida en peligro.

Una de las cualidades más altas del buen vasallo era sobresalir en grandes hazañas militares a favor del Reino de Castilla, como lo hizo Gil López de Oñaz Loyola en la Batalla de Beotibar.

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ESCUDO DE ARMAS DE LOS OÑAZ LOYOLA

Gil López de Oñaz Loyola
 fue pariente mayor guipuzcoano del siglo XIV, banderizo de los oñacinos e hijo del señor de la casa de Larrea, en la jurisdicción de Amasa, que heredó. Fue caudillo de los tolosarras y otros guipuzcoanos en la batalla de Beotibar, el 19 de septiembre de 1321, contra navarros y gascones, al servicio de la Corona de Castilla. Puesto al frente de los oñacinos, atacó a los navarros en el valle de Beotibar, cercano a Tolosa, infligiéndoles una grave derrota. Además, participó en las negociaciones de treguas con Navarra en 1329.

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CASA-TORRE DE LOS OÑAZ LOYOLA

18/05/2017

Levas guipuzcoanas para el Reino de Castilla


Esta es una disposición cronológicas de los servicios militares que los tercios de la provincia de Guipúzcoa han realizado en favor del Reino de Castilla para la Reconquista de las tierras peninsulares ocupadas por entidades islámicas:

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BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

1321. Concurrieron a la batalla de Beotibaracaudillados por Gil López de Oñaz, contra los navarros y franceses gascones reunidos, que invadieron el territorio guipuzcoano, entrando por Berástegui.

1330. Sirvieron a Alfonso XI contra los moros en la conquista de Teba, tierras de las Cuevas y Ortexica, y en la recuperación de las villas de Priego y Cañete.

1334. Efectuaron una incursión militar en Navarra en guerra con Castilla; saquearon la comarca de Pamplona, y tomaron a fuerza de armas el castillo de Unza, siendo su mayoral Lope García de Lazcano.

1340. Participaron en la batalla del Salado al mando de Amador de Lazcano, su coronel.

1343. Concurrieron en gran número al cerco de Algeciras con su caudillo Beltrán Vélez de Guevara.

1374. Asistieron a la expedición de Francia y sitio de Bayona con el rey Enrique II, que vino en persona, siendo su caudillo al parecer Beltrán de Guevara.

1378. Efectuaron un despliegue militar en Navarra co
n gran número de efectivos al mando del infante Juan, obteniendo varios sucesos victoriosos al mando de Ruiz Díaz de Rojas, merino mayor de la provincia.

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GUERRA DE GRANADA

1410. Concurrieron a la conquista de Antequeraocupada por los moros, y acaudillados por Fernán Pérez de Ayala.

1429. Realizaron
 otra entrada en Navarra, donde a fuerza de armas conquistaron las villas de Leiza y Areso, cuya posesión encomendó al Consejo de Tolosa.

1445. Participaron en considerable número de efectivos en la batalla de Olmedo a favor del rey de Castilla y 
contra del de Navarra.

1450. Se organizaron para la defensa del territorio con motivo de la llegada de un ejército francés sobre Bayona, ocupada por los ingleses, y ante la precaución de una posible invasión.

1451. Se armaron a consecuencia de la entrada del Conde de Fox en la provincia de Labort.

1461. Acudieron al socorro del castillo de Aitzorroz, sito en el valle de Léniz, padeciendo grandes trabajos.

1466. Organizaron una expedición militar con el fin de apoderarse del castillo de Veloaga, en Oyarzun, ocupada por el mariscal García López de Ayala, a petición del rey Enrique IV.

1475. Sirvieron con más de 2.000 naturales de esta provincia a los Reyes Católicos en los cercos de Toro, Zamora, Burgos, etc. Fue en el contexto de la Guerra de Sucesión castellana entre los partidarios de Isabel I y los de Juana la Beltraneja, entre los que estaban Portugal y Francia. 

1476. Reunieron un considerable número de efectivos para la defensa de la provincia, y en especial para la de las plazas de San Sebastián y Fuenterrabía, con motivo de la invasión del Ejército francés de 40.000 hombres al mando de Aman, Señor de Labrit.

1485. Acudieron a la Guerra de Granada
 contra los moros del Reino de Granada, diferentes refuerzos de ballesteros y escopeteros de esta provincia.

CABALLERO CASTELLANO E INFANTE VASCÓN

12/05/2017

Lorenzo Ugalde de Orella


Capitán de mar y tierra en el combate naval de Cavite de 1646 y gobernador de la isla filipina de Joló

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LORENZO UGALDE DE ORELLA

Lorenzo Ugalde de Orella nació en San Sebastián a finales del siglo XVI, y fue también llamado Lorenzo de Ugalde y Orella. Se enroló en los Tercios de Infantería de la Monarquía hispánica siendo joven y consiguió el grado de capitán en las contiendas de la Guerra de los Treinta Años.

En los años del primer tercio del siglo XVII, fue enviado a las islas Filipinas, para proteger el comercio del Galeón de Manila, amenazado por la piratería.

En 1637, el gobernador y capitán general de Filipinas, Sebastián Hurtado de Corcuera, organizaba una Expedición de conquista al Sultanato de Joló. El objetivo de esta expedición era transportar tropas hasta las islas Mindanao y Joló, reducir al sultán local y a su ejército de piratas, y establecer un asentamiento militar permanente. De esta manera, se evitarían levantamientos de filipinos contra las autoridades españolas y se protegería el comercio marítimo de los asaltos de piratas islámicos procedentes del Sultanato de Joló. El capitán Ugalde fue uno de los principales líderes de la expedición.

En septiembre de 1641, una flota holandesa atacó el puerto de Manila y huyó en retirada al ser contraatacada por barcos españoles. En el mes de agosto del año siguiente, regresaron con una flota de 5 navíos de guerra y 4 de transporte, que tomaron posiciones en la costa, pero un inesperado ataque del pirata chino Kogsen hizo ponerles en retirada.

Esta flota holandesa se recuperó en Maluco, donde establecieron un pacto con el sultán de Joló para efectuar un ataque conjunto contra el puerto de Manila en 1644. Para entonces, se habían reforzado los baluartes y sus defensores se habían armado y preparado para este asalto, con el apoyo de los filipinos nativos. De nuevo y en dos ocasiones, en pocos meses la flota holandesa compuesta de 7 navíos fracasó en su intento de tomar la plaza.

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COMBATE DE CAVITE DE 1646

El 1 de febrero de 1646, una escuadra holandesa de 18 buques era avistada en Ilocos y Panagisan. Esta potente armada se dividiría en tres escuadrones para asalta el archipiélago en diversos frentes a los que Ugalde tuvo que combatir. El gobernador de Manila, Diego Fajardo, asignó el mando de los dos galeones Nuestra Señora de la Encarnación y Nuestra Señora del Rosario al capitán donostiarra Lorenzo Ugalde junto al almirante andaluz Sebastián López. En el galeón de Ugalde, embarcaron dos compañías de infantería. Daba comienzo el largo combate de Cavite de 1646.

El 3 de febrero, Lorenzo Ugalde zarpó del puerto de Cavite. Después de dos semanas, combatió e hizo huir a 5 navíos holandeses frente a la isla de Mariveles (Corregidor), a la entrada de la bahía de Manila. Fue la batalla del cabo Bolinao.

En abril, se avistó la segunda escuadra holandesa, que pretendía hacerse con el galeón de Acapulco. Ugalde se encargó de escoltarlo hasta su destino, pese a los siete buques holandeses que le hostigan.

El 29 de julio, Ugalde destruía otro barco en un enfrentamiento entre las islas de Banton y Marinduque, en la batalla de Marinduque, y a otro más al día siguiente en la costa de Mindoro, donde logró dañar seriamente a su capitana.

Ya en agosto, la flota holandesa se retiraba y los galeones regresaban. Pero ante una nueva amenaza, partieron acompañados del recién construido San Diego, derrotándolos en dos nuevas batallas el 16 septiembre y el 4 octubre.

Por esta heroica defensa, Lorenzo Ugalde fue ascendido a sargento mayor de Infantería, y recibió el título de gobernador de la isla de Joló, a la cual se desplazó con un grupo de infantes de armas.

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COMBATE ENTRE BARCOS ESPAÑOLES Y HOLANDESES

El 10 de junio de 1647, doce barcos holandeses sitiaron el puesto de Cavite, en la bahía de Manila. Los españoles hundieron el buque insignia holandés. Estos se retiraron, dejando el puerto bajo control español, pero no sin antes haber destruido Porta Vaga, una fortificación española para la defensa del puerto.

En este nuevo conflicto, Ugalde tuvo que enfrentarse a un ejército de 2.000 joloanos, liderados por el príncipe Salicala, y apoyados por dos buques holandeses de aquella flota. Entonces, se situó a la vanguardia de la defensa del fuerte de Joló con medio centenar de hombres armados. Tras tres días de resistencia, cayó muerto el almirante holandés, que propició la retirada de sus fuerzas navales, y más tarde de los joloanos al no disponer de armas de pólvora ni artillería.

Los holandeses siguieron merodeando por la bahía de Manila hasta el final de la Guerra de los Treinta Años, en 1648.

Lorenzo Ugalde de Orella murió ahogado en aguas de la isla de Samal de Boronjan, en 1650, a consecuencia de un temporal que hizo naufragar el galeón San Francisco Javier que comandaba.

ÚLTIMOS MOMENTO DE LORENZO DE UGALDE Y ORELLA, POR HOMBRADOS OÑATIBIA

10/05/2017

Heroísmo de los guipuzcoanos por Miguel de Abendaño y Eztenaga


Jesuita nacido en Idiazabal, en 1617, Miguel de Abendaño y Eztenaga enseñó filosofía en Valladolid y Soria y teología en Pamplona y Santiago de Compostela.

Escribió tres obras: un tratado de moral La perfección del estado religioso; un tratado de filosofía del derecho en la línea de Francisco Suárez El tratado segundo de pecados, con que se viola la ley; y De divina scientia et praedestinatione, escrito en latín.

DE DIVINA SCIENTIA ET PRAEDESTINATIONE, POR MIGUEL DE AVENDAÑO

En el prólogo de De divina scientia et praedestinatione realizó un verdadero canto épico a Guipúzcoa, resumiendo de forma altamente elogiosa la doctrina fuerista guipuzcoana, con sus consabidos temas: el orgullo del solar patrio (nacer en Gipuzkoa: "Ingenti beneficio Coeli", porque "testatur eximia fides, quam prorsus incorruptam, prorsus invictam erga Dominos suos, ac Reges perpetuo servavit, quaeque optimo jure obtinuit, ut nobilisima, ac fidelissima Guipuzcoana Provincia specioso vocabulo pronuncietur"), la nobleza indiscutible de los guipuzcoanos, su heroísmo frente a los invasores ("maritima peritia" "Militari vigore"), la independencia originaria, la antigüedad del euskera remontada hasta Túbal ("primo Hispaniae fundatore"), la unión voluntaria con Castilla ("ab ipsorum spontanea electione"), la pureza continuada de la fe, la esencia incontaminada por naciones extrañas y la lealtad inquebrantable a la Corona hispánica.

Además de ser buen jesuita y mejor guipuzcoano, añadió un timbre de gloria a la Provincia: el hecho de haber nacido en ella San Ignacio de Loyola, vencedor del malvado Lutero.

SAN IGNACIO DE LOYOLA

03/05/2017

Diego I López de Haro


Tercer señor de Vizcaya, participante en la reconquista de Zaragoza en 1118, mantuvo su fidelidad tanto a Alfonso VII de León como a Alfonso I de Aragón

Diego López Haro
DIEGO I LÓPEZ DE HARO

Diego I López de Haro fue el tercer señor de Vizcaya entre 1093 y 1124 y el primer señor con el apellido Haro, apodado "el Blanco". Fue hijo mayor del conde Lope Íñiguez y de la condesa Ticlo Díaz.

Sirvió a los reyes de Castilla, Alfonso VI y Alfonso VII, y se halló en La Rioja, al lado de García Ordoñez, guerreando contra el Cid, que entonces era enemigo del rey castellano. Era señor de Vizcaya y de Álava, además de tenente de Nájera y Haro.

A la muerte de Alfonso VI en 1109, Diego I López siguió fiel a su hija, la reina Urraca, quien le mantuvo la tenencia de los castillos de Haro y Burandón. La reina de León y de Castilla casó con el rey de Aragón, Alfonso I el Batallador.

Diego I López tomó parte de las contiendas de reconquista que mantuvieron tanto Urraca como Alfonso, aportando milicias vizcaínas, incluso cuando el matrimonio terminó en una lucha entre ambas coronas.

Desde este primer Diego I López de Haro hasta casi doscientos años después se fueron sucediendo señores de Vizcaya del linaje de los Haro, entroncados con los Núñez de Lara y con múltiples enlaces con la familia real de Castilla hasta el rey Juan I (1370-1390), a cuya corona se unió definitivamente Vizcaya.

Durante este tiempo, los señores vizcaínos fueron participado de forma activa en la empresa común de Reconquista que tenía como objeto recuperar aquella España perdida del pasado visigótico. Como vasallos del rey de Castilla que eran, estuvieron enrolados en el ejército castellano. En agradecimiento por su participación militar, los reyes otorgaban cargos, honores y estados en sus reinos y los señores de Vizcaya les rendían homenaje como vasallos suyos por los territorios que recibían.

En 1110, fue recompensado con importantes privilegios por la reina Urraca para asegurar su fidelidad en vísperas de la batalla de Candespina. Por contra, Alfonso I retiró la tenencia de Nájera de su poseedor Diego I López, y se la encomendó al noble aragonés Fortún Garcés hasta 1134.

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RECONQUISTA DE ZARAGOZA

En 1118, Diego I López tomó parte de las fuerzas cristianas formadas por aragoneses y navarros y encabezadas por Alfonso I en la toma de Zaragoza. Tal era la buena relación que mantenía con el rey aragonés que fue testigo de la fundación de Alesón como villa aforada en 1123.

Pero al año siguiente, Diego I López y Ladrón Íñiguez comienzan una revuelta contra Alfonso I. Este contraatacó afianzando su autoridad en Logroño y su alianza con Fortún Garcés en Nájera, tomando Haro en poder de Diego, dominando el Condado de Treviño, y arrebatando las villas de Salinas de Añana, Término y Valdegovía a Ladrón Íñiguez. El rey aragonés impuso su dominio en su frontera occidental de Álava, Vizcaya, norte de Burgos y La Rioja.

Cuando Diego I López murió en el transcurso de esta contienda, en 1124, el Señorío de Vizcaya estaba en poder de Alfonso el Batallador.

Estuvo casado con Munia Sánchez de Navarra, hija del conde navarro Sancho Sánchez de Erro, a su vez nieto del rey navarro García III Sánchez el de Nájera. Fue padre de Lope, Sancho, Fortún Díaz y Gil Díaz. Lope I Díaz de Haro sucedió a su padre como señor de Vizcaya.

ALFONSO I Y DIEGO I LÓPEZ EN LA TOMA DE ZARAGOZA